viernes, 15 de diciembre de 2017

Los límites de la imperfección (Pablo Moreno Giménez) [15-12-17/10-01-18]

Desafiando la percepción del espacio


A la obra de arte se le permite que siga su propia evolución, inconscientemente guiada por el artista. Esto es lo que ha ocurrido en el proceso creativo de Pablo Moreno Giménez. Desde que comenzó a preparar su primera exposición individual, ha realizado una ardua tarea de prueba y error hasta dar con su idea primigenia. A veces equivocarse es el camino adecuado. Pablo Moreno ha investigado diferentes técnicas, soportes, materiales y efectos incluso lumínicos para dar con el resultado que conforma la exposición "Los límites de la imperfección" expuesta en Galería Léucade del 15 de diciembre al 10 de enero. Este artista murciano lleva una corta pero intensa carrera artística. Su éxito ha estado asegurado en todas las colectivas en las que ha participado, y por fin ha llegado el momento de su primera exposición individual, abriendo con ésta una vía por la que camina muy firme, y utilizando unas técnicas tan novedosas que todavía no tienen ni nombre. Una suma de pintura e instalación casi escultórica en la que la obra adquiere un valor bidimensional donde además, en algunas de ellas, las obras están vivas, ya que los materiales utilizados están en continuo movimiento.

La psicóloga Ana Yáñez dice que "el perfeccionismo, el miedo al fracaso y la no aceptación de las pérdidas son aspectos que nos impiden una postura más flexible, relajada y realista de la existencia. El wabi-sabi nos reconcilia con la incertidumbre, el miedo, el paso del tiempo, el fracaso, o el hecho de que no siempre hay respuestas; pero que también se puede vivir entre todas estas cosas y llegar hasta a disfrutar de ellas". En las obras de Moreno Giménez vemos ese wabi-sabi, un término japonés que habla de la belleza de la imperfección. A través de historias mitológicas de varias culturas llevadas a la actualidad, nos habla del miedo, la envidia, el poder de superación, la muerte, el dolor.., refleja inquietudes que forman parte de nuestro día a día.

Cellini, Caravaggio, Rubens o Dalí son algunos de los artistas que han representado a Medusa a lo largo de la historia, pero es la primera vez que alguien la representa como lo ha hecho Moreno Giménez. Es muy difícil simbolizar un icono tan notorio sin que se parezca a ninguna representación anterior. Pero su Medusa es la más novedosa que hay hasta la fecha en la Historia del Arte. La instalación que la conforma rompe con las normas establecidas de la pintura. Pocas personas saben que en realidad Medusa personifica el poder y la sabiduría femenina. En esta exposición, incluso dioses masculinos como Seth u Horus han sido representados por una mujer, dándole un valor mayor a ésta, reivindicando así el poder de la mujer, a la que Pablo ha querido homenajear, considerándose un aliado feminista.

Toda su exposición es una simbiosis de estas dos polaridades interactivas. El gesto y el signo unidos por el mismo cordón umbilical de su pensamiento. El instinto y la inteligencia. La parte innovadora y el equilibrio de lo clásico. Lo visible y lo invisible como realidades de una única realidad. De frente al enigma ineluctable del universo, las interacciones de Pablo entre iconología figurativa e iconología abstracta, surgen como dos metáforas en movimiento, como dos símbolos en evolución. La magia del espacio dentro de aquella relación intangible que es el significante-significado. La libertad creativa de Pablo no se fija límites. Avanza. Los signos estallan y se ramifican en su búsqueda de un espacio dinámico. Para él, la imagen es precisamente esto: el espacio como protagonista de la imagen, como una especie de símbolo en devenir. Como un problema visual y plástico que debe ser continuado.

Pablo ha ido más allá de los conceptos tradicionales de la pintura. El espacio había sido, en efecto para él, una ecuación abierta fundada en el dinamismo y el devenir. Éstas eran algunas de sus premisas más significativas. Posee un sentido proyectado hacia el futuro del arte (valga la metáfora de la proyección tal y como lo hacen sus obras trasparentes en la pared gracias a la iluminación) considerando la influencia que ejerce la introducción de nuevos elementos sobre el arte.
Ha sabido darnos una lección de simplicidad y síntesis, y también, de un nuevo modo de dimensionar el espacio. Aspira llegar a otra dimensión en sus obras. No le basta con la bidimensionalidad, si miramos más allá, podremos ver ese tejido del espacio-tiempo…

Eso otorga a su obra un aire tradicional, aunque no lo sea ni por los procedimientos ni por sus repertorios formales. Tradicional no significa, en este caso, cosas del pasado, reiteración de soluciones conocidas, sino utilización de un lenguaje nuevo que hunde sus raíces en la tradición.

El arte asume toda innovación, por sorprendente que parezca, siempre que tal innovación garantice su necesidad. No se trata de alardear de revolucionario estético negando, por negar, las técnicas del pasado, sino de incorporarse a la corriente viva del arte de ayer y un poco de nuestro espíritu actual. Y para ello, lo de menos es la utilización de recursos tradicionales o novísimos. Lo demás, dar una imagen viva por medio de la expresión adecuada, necesaria, insustituible, como en el caso de Pablo Moreno Giménez, artista complejo que traduce su complejidad a un lenguaje de soberana sencillez aparente: actual, pero con toda la carga de una tradición rica; innovador, pero ocultador de sus innovaciones a fin de no quedarse en el mero hallazgo ingenioso.

Sofía Martínez Hernández
Crítica de Arte


Inauguración de Pablo Moreno Giménez en Galería Léucade